A pesar de los títulos, conocimientos y records que un asesor puede poseer, en muchas ocasiones no es suficiente para lograr el éxito y reconocimiento que todo profesional desea alcanzar en su trabajo, pues existe un factor que supera a la experiencia: la relación con el cliente.
Entablar una buena relación con el cliente inmobiliario es una tarea sencilla, siempre que el agente esté dispuesto a demostrar y brindar a sus clientes herramientas que logren satisfacer sus necesidades más allá de la firma de un contrato de compraventa.
-Dar credibilidad de la experiencia: existen distintas formas de demostrar al cliente que se posee un nivel de profesionalismo y experiencia elevado. Colocar a su disposición todos los recursos de negociación con los que se cuente, aunque el cliente no los haya solicitado, demuestra el interés y esfuerzo de un profesional para lograr su propósito. Así mismo, brindar datos concretos sobre ventas cerradas en el último mes o trimestre, o sobre el mercado en la región, les permite evaluar la capacidad y conocimiento como una cualidad que beneficiará la asesoría.
-Brindar toda la atención: el mercado inmobiliario es pan comido para todos los profesionales y compradores experimentados, pero son muchos más los clientes que desconocen diversos ámbitos, términos y aspectos de estas negociaciones. Ofrecer ayuda durante el proceso, resolver dudas sobre distintos temas y brindarles alternativas relacionadas al inmueble puede marcar una gran diferencia.
-Ser sincero y transparente: aunque la venta del inmueble es la meta de todo asesor, la satisfacción de el cliente es la clave del éxito de toda agencia y de todo profesional. Es de vital importancia aconsejar a los clientes, hablando desde la experiencia y ofreciendo opiniones sinceras en cuanto a diversos factores que puedan ser perjudiciales para estos. Quizá, replantear el plan de acción no sea lo más sencillo, pero es mejor que lidiar con clientes arrepentidos de alguna compra.